Manolo y el síndrome de Stendhal
Manolo miró a su
alrededor y fijó la vista en la pared
del gran salón, una pared enorme pero vacía, sin decorar, salió de la estancia
y fue caminando lentamente por la calle mientras se entretenía leyendo una
tarjeta de invitación a una exposición de arte contemporáneo.
“EXPOSCICIÓN DE PINTURA VANGUARDISTA
EXPONE EL ARTISTA: VORIS VÖN MASIVA”
Ahora con paso firme se dirigió a la sala de
exposiciones que estaba situada muy
cerca de allí, fuera de la sala ya se anunciaba el evento con grandes
carteles, entró en ella un poco
nervioso, no estaba acostumbrado a visitar este tipo de salas, simplemente
quería curiosear y de paso encontrar alguna obra para rellenar la pared de su
apartamento.
Observó las obras,
cuadros enormes, cuadros pequeños y alguna escultura que no comprendía que su
significado. En toda la sala no había ninguna obra figurativa, solo arte
abstracto, no era lo suyo pero de pronto una obra le impactó, se trataba de un
cuadro enorme, justo lo que necesitaba para la pared, a ojo de buen cubero
sabía que era perfecto para su salón.
Miró la obra
detalladamente, se alejó para contemplar la panorámica general, se acercó para
detenerse en los detalles y fue esto precisamente lo que le impactó, tanto que
de pronto su rostro palideció, del blanco pasó al amarillo y al revés, comenzó
a tambalearse y cayó al suelo. Algunos visitantes al verlo se prestaron a
ayudarle, otros comentaban: es el síndrome de Stendhal, es el síndrome de
Stendhal…
Desorientado por
completo le ayudaron a incorporarse y cuando
por fin pudo tenerse en pie sin perder el equilibrio, le preguntaron que le
había pasado contestó: ¿200.000€?
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